jueves, 18 de febrero de 2010

JUSTICIA PARA EL JUEZ- Justicia para todos

Está resultando insoportable oír tantas infamias como las que están largando estos días algunos tertulianos y otras especies igualmente apolíticas. Igualmente insoportable es oír cómo justifican el procesamiento del juez Garzón con argumentos que enervan a tanta gente de bien.

Independientemente de que se trate de una cuestión formal (las forma siempre fueron la excusa perfecta), los demócratas y otros que no queremos ser neutrales ni equidistantes en política no debemos tolerar que se linche a un juez que, en el ejercicio de sus funciones, ha pretendido que resplandezca la verdad, como ya lo hizo antes con casos similares en Chile o Argentina.
Y es que estamos viendo estos días que los últimos supervivientes del franquismo y sus herederos ideológicos, haciéndose llamar ni más ni menos que Manos limpias intentan otra vez a someternos a su voluntad e infringirnos nuevos daños. ¿Es que no tuvieron bastante con la violencia gratuita que ejercieron y la represión salvaje a que sometieron a los perdedores de la guerra? ¿Es que no quedó saciada su sed de venganza con las torturas carcelarias, los paseos, las sacas, los tiros en las tapias y cunetas después de acabada la guerra? Así lo recuerdan Marcos Ana, Eduardo Galeano, las trece rosas y tantos otros republicanos anónimos vivos o muertos.
Quien asume, como corresponde a un juez, la responsabilidad de esclarecer los hechos, sacar a la luz esos delitos, señalar y condenar a los culpables y rehabilitar la memoria y la dignidad de quien nunca debió perderla clandestina y anónimamente, es considerado culpable… de ¡qué delito?
No es sólo una cuestión ideológica, que también; a los socialistas nos escuece la imputación y también la unanimidad suprema de manera muy especial porque muchos de los nuestros enfermaron y murieron en las cárceles franquistas o cayeron de espaldas en esas tapias y cunetas; lo mismo les debe ocurrir a los comunistas y anarquistas (si es que queda alguno). Pero, como digo, no es cuestión de ideología, sino de humanidad y, sobre todo, de democracia, de derecho.
Las buenas gentes, los demócratas, los socialistas particularmente, estamos moralmente obligados a impedir que se procese y se condene a un juez que instruye un caso violencia colectiva contra tantas personas inocentes; se llame Garzón o de cualquier otra forma.
Presionemos porque esos que se llaman Manos limpias dejen de seguir enredando y se “ensucien” las manos aunque solo sea de derecho y democracia. Presionemos porque entre el sentido común en los órganos de gobierno de los jueces y trabajen con la sensibilidad que la sociedad les reclama.

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