lunes, 8 de marzo de 2010

MUJERES Y AVANCE

Conmemoramos el Día Internacional de la Mujer con la tentación de proponer que esta conmemoración se elimine y sea sustituida por una acción cotidiana de igualdad doméstica y profesional (la igualdad legislativa ya se ha conseguido en España).

Pero rápido rectificamos con varios argumentos. La celebración de este día nos da ocasión para reflexionar; tenemos un motivo y un punto de encuentro en el que analizar la situación de las mujeres y hombres en el mundo y en nuestro entorno más inmediato.

El día 8 de marzo recordamos a aquellas mujeres muertas con cuya huelga sacaron a la luz e hicieron visible la doble opresión que sufrían por ser obreras y por ser mujeres. También recordamos y nos felicitarnos por ello que hace 100 años se dio luz verde a la presencia de mujeres en las universidades españolas.

Desde aquel lejano 1910 en que sólo unas pocas podían estudiar, no llegaban ni al 5% del conjunto de estudiantes, hasta las cifras actuales que nos hablan de que el porcentaje de mujeres universitarias supera al de los varones, tanto en estudiantes como en tituladas, se han ido dando muchos pasos en el ámbito legal, pero sobre todo socialmente. Podemos decir que hemos avanzado mucho.

Pero no podemos conformarnos con la situación actual. Debemos continuar trabajando para que la igualdad real sea cada vez más efectiva.

En el aspecto más dramático de la desigualdad, parece que se sientan las bases para luchar contra la violencia de género desde todos los ámbitos (las leyes, la judicatura, la policía, la convivencia); todos estamos más concienciados de que es una lacra contra la que todos podemos actuar y paulatinamente nos vamos dotando de mecanismos para erradicarla.

Pero también en otros campos queda mucho camino por andar. Existen todavía determinados sectores altamente feminizados como el cuidado de los mayores y de los niños, la educación infantil y primaria y, sobre todo, las tareas domésticas en las que sigue siendo invisible el trabajo de las mujeres y donde falta una clara voluntad de colaborar por parte de muchos varones que entienden la necesidad pero justifican su escaqueo cada uno como puede.

Estando mejor formadas que nunca y estando más formadas que los varones (la estadística se empeña en demostrarlo objetivamente), sin embargo, los puestos directivos no se ocupan en una proporción lógica de trabajadores y personas formadas. Sabemos que mayoritariamente los directivos, los jefes, son hombres, aunque los equipos de trabajo tengan mayor carga de mujeres. Y esto no es por falta de capacidad; es muy posible que tenga que ver una concepción antediluviana y una perspectiva masculina de los horarios y los tiempos en España que exige un plus de responsabilidad familiar a las mujeres.

Aquí no nos creemos todavía la necesidad y las ventajas de conciliar la vida laboral con la familiar y la personal; tampoco que esa necesidad afecte a hombres y mujeres por igual. Aún creemos que pasar más horas en el trabajo equivale a trabajar más; que es más importante el trabajo fuera del hogar: mejor el uniforme, el mono y el traje de chaqueta que la bata; seguimos reivindicando la ampliación de algunos horarios ya imposibles que exigen a hombres y mujeres estar más horas fuera de casa.

¿Para cuándo los turnos laborales, el teletrabajo, la jornada continuada que permita organizar más fácilmente nuestras vidas?. Ninguna mujer ni ningún hombre debería trabajar más allá de las 6 de la tarde, ni gastar 2 ó 3 horas de su día en los tiempos muertos entre la comida y los viajes de las jornadas partidas.

Va siendo momento de plantear nuevas formas de organizarnos que permitirían adecuar los horarios profesionales y escolares a las necesidades de las familias y de las personas que podrían compartir juntas un tiempo precioso de ocio y convivencia y también las tareas domésticas.

Por todas las mujeres que trabajan fuera y dentro de casa y también por sus compañeros. Juntos, la vida es más fácil y más aprovechable.