sábado, 15 de mayo de 2010

ARRIMANDO EL HOMBRO

La economía española ha subido un 0’1%. Oficialmente España acaba de salir de la recesión, lo cual es una noticia objetivamente buena.

Aunque las cifras del paro son demasiado altas y suponen un duro lastre para el país y sobre todo para cada una de las personas que no pueden trabajar, hay otras cifras que empiezan a ser buenas después de mucho tiempo y eso hará que pronto el número de desempleados inicie su descenso paulatino. Ahí van algunas cifras:

+ 5’4 % producción industrial
+ 0’9 % tasas de recaudación tributaria
+ 6’5 % cifras de negocios en febrero
+ 23’7 % creación de sociedades mercantiles respecto a enero de 2010
18’7 % interanual compra de vivienda
+ 14’8 % exportaciones
-39’3 % déficit comercial
+2’1 % comercio minorista
+4´8 % ventas grandes empresas
+ 30 % confianza de los consumidores (aumenta por 7º mes consecutivo)

Éstos son datos reales y cuantificados, y no sólo la percepción de los denostados brotes verdes. La senda del crecimiento está iniciada; una vez que la estemos transitando a velocidad de crucero, veremos mejorar sin pausa las restantes tasas, incluida la de empleo.

La lectura más inmediata que cabe hacer sobre las causas que han originado esta crisis mundial nos obliga a pensar en la necesidad de abordar un cambo de modelo económico, un mercado más regularizado y controlado en el que no quepan los abusos que se han venido cometiendo con una total falta de escrúpulos.

En España estamos abocados a diversificar los sectores productivos más allá de crecer a base de la construcción, a mejorar en formación y capital humano. Pero éste es un camino de largo recorrido del que aún nos falta un largo trecho por andar.

El Gobierno de España con el mejor criterio desde el punto de vista de la solidaridad y la cohesión social ha mirado al sector público y ha pedido a todos los funcionarios que se aprieten el cinturón; así lo estaba reclamando una parte muy importante de la ciudadanía; ha decidido bajar un 5 % de media el sueldo a los funcionarios (más a quienes más ganan y menos a quienes perciben salarios más bajos) .

Desde el convencimiento de que a nadie le gusta perder su poder adquisitivo, reajustar sus cuentas domésticas o renunciar a algunos los sueños y deseos legítimos más inmediatos, parece de justicia que los únicos trabajadores que tienen garantizado su puesto de trabajo para toda la vida, colaboren ahora y arrimen su hombro de manera solidaria con el resto de la sociedad, para que la dureza de esta crisis sea un poco menos gravosa.

Durante muchos meses, otros trabajadores de empresas grandes y pequeñas, han perdido sus empleos o se han sometido a EREs muy duros, han renunciado a parte de su sueldo, a días o semanas de trabajo para permitir corresponsablemente la perdurabilidad de sus empresas. Ahora toca a los trabajadores del sector público, que no pueden perder su empleo, arrimar el hombro para que su empresa, que es el Estado, sea perdurable, sea sostenible.
Aún nos queda un tiempo de vacas flacas pero ahora, que vemos la luz al final del túnel, ha llegado la hora de la solidaridad con el resto de los ciudadanos del país sin olvidar que un puesto de trabajo para toda la vida es un privilegio que no todos tienen. Arrimando el hombro somos muchos y podemos conseguirlo y ésa es una buena forma de demostrar que nos importa nuestro país, que creemos en él, un gesto más eficaz que el de pasear la bandera en insignias, camisetas y tirantes