domingo, 7 de febrero de 2010

DEBATE NUCLEAR

La actualidad se empeña día tras día y machaconamente en sacarnos los colores; aunque a decir verdad a unos más que a otros. Nos ruboriza poniéndonos delante de nuestras propias contradicciones y todos las tenemos, aunque algunas son más evidentes y públicas que otras.

Volvemos al viejo debate que nos hace recordar: “¿Nuclear?, no, gracias”. Íbamos a manifestaciones, nos poníamos chapas, leíamos panfletos y manifiestos. Y es que muchos estábamos en contra de la energía nuclear. Nos pareció contaminante a largo plazo y eso que aún no nos planteábamos qué hacer con los residuos porque eso quedaba muy lejos.

Pero las centrales nucleares llegaron a España: Burgos, Extremadura, Cataluña, Valencia… Castilla la Mancha. Parece que estaban repartidas por todo el mapa. Ocurrió que su instalación sólo supuso beneficios económicos directos a las localidades en las que se ubicaron, y así lo podrán confirmar quienes viven en pueblos cercanos a Garoña, Valdecaballeros, Ascó, Vandellós, Zorita o Trillo. Muy poco de la gran cantidad de dinero que ha venido entrando desde entonces se ha repartido en las comarcas y zonas de influencia de estos pueblos que sólo han disfrutado de la oferta de puestos de trabajo (cualificados) y mejores vías de comunicación para asegurar hipotéticas evacuaciones en caso de peligro, pero no de otras inversiones públicas destinadas a dinamizar social y económicamente la vida de estas zonas rurales. Sin embargo, estas comarcas sí han sido receptoras de los efectos secundarios de la radiactividad latente a media distancia.

Pasa el tiempo y las centrales envejecen, generan desechos de los que hay que desprenderse. Es muy caro pagar el envío y alquiler por el almacenamiento temporal en Francia, sería un gasto insostenible para el erario público. Por tanto, se impone reciclarlos; sobre todo el uranio que a su vez volvería a poder reutilizarse como combustible de más energía nuclear: es decir, la espiral continuaría imparable.
Así el debate se reabre, esta vez con novedades importantes. Formalmete lo solicitan once ayuntamientos de pequeñas localidades, de los definitivamente han quedado 8 (entre ellos Villar de Cañas de nuestra provincia). Los alcaldes así lo quieren, piensan en la fuente de ingresos para activar sus proyectos; sus paisanos están divididos entre el beneficio inmediato y el riesgo del largo plazo; los partidos que sustentan a los alcaldes están en contra… no de que se instale una planta de almacenamiento, sino de que se instale en su territorio regional. El Ministerio de Industria y Energía piensa siempre en aquellos lugares donde hay menos población y la incidencia puede ser menor.
Y seguimos en las mismas. Todos creemos que otros pueden soportar lo que nosotros no estamos dispuestos a soportar.
En Castilla la Mancha el debate es todavía de mayor calado porque hace poco que hemos aprendido a quejarnos y sabemos también ser víctimas, aunque, como sociedad civil, aún no sabemos pronunciar un ¡basta ya! Definitivo e irrevocable. Nos colocaron Zorita y Trillo; nos colocaron el trasvase Tajo- Segura; aún piensan los más insaciables en nuevas posibilidades como Vinalopó…
Y hablamos en los corrillos de que ya hemos sido suficientemente solidarios en esta tierra, pero no somos capaces de secundar con nuestro apoyo inequívoco a nuestros representantes políticos que son los que tienen capacidad de negarse con contundencia en los foros apropiados para ello. Estamos empezando a despegar. Producimos una gran cantidad de energía renovable; tenemos una producción industrial no contaminante, sostenible, que proviene de la agricultura, la ganadería, los recursos forestales, es decir las materias primas y de sus derivados, también de la artesanía y el turismo; una producción en constante crecimiento y cada vez más diversificada. Estamos aprendiendo a invertir en tecnología punta… Lo que significa que estamos en el buen camino, en el camino que nos hace avanzar hacia el desarrollo sostenible.
Por tanto, en un ejercicio de pedagogía política de calidad, los representantes públicos estamos obligados a demostrar a nuestros conciudadanos de esos pueblos pequeños primero y al mundo entero después, que los castellanomanchegos no estamos dispuestos a retroceder; no queremos mirar al pasado con un desarrollo que se consigue a costa de la salud, la calidad de vida y la sostenibilidad de nuestro medio. No queremos más energía nuclear, ni en forma de producción ni de desechos. Y esto también va para la señora Cospedal, muy especialmente para ella que, por oponerse, se opone hasta a sí misma.
Nosotros estamos peleando por un futuro mejor. Ya hemos pagado nuestra cuota de contaminación. Ahora exigimos, y por ello apostamos, otros beneficios más limpios del desarrollo: más y mejores infraestructuras y comunicaciones, producciones limpias, turismo cultural, rural y de congresos de alta calidad, enología, gastronomía, alta tecnología, diseño, industrias culturales, industrias agroalimentarias, creación artística, atención sociosanitaria, conservación de nuestro patrimonio, artesanía, innovación, investigación…. Ese es nuestro futuro y en él estamos empeñados todos.
Por una vez, aunque no sirva de precedente, trabajemos en la misma dirección y dejémonos de excusas.

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